Salma El Azrak
Se considera la alfarería como uno de los pilares del comercio artesanal femenino de la región de Tetuán, cuyo origen se remonta al siglo XII.
Este arte conocido como ‘Fran Ali’ que hoy en día sigue gozando de su esplendor a pesar de la modernización y la importación de otros productos artesanales de otras partes del territorio marroquí, gracias al papel trascendental de la mujer rural tetuaní, que se ha dedicado con fervor a consolidar este comercio artesanal, para convertirse en símbolo de la artesanía tetuaní.
Su buena y distinguida calidad natural le valió la insignia de Calidad por parte del Ministerio de Artesanía, Economía Social y Solidaria, en reconocimiento a la importancia de este comercio y artesanía local, cuyo pilar básico ha sido y siempre será la mujer.
Los más importantes focos de esta artesanía, se hallan en los pueblos de Oued Laou y Beni Said. No obstante, también se puede localizarla en otros importantes puntos del mapa rural tetuaní, como en la zona de Yebala, Gomara y Riafa.
Es de recordar que el 90 por ciento del trabajo manual es realizado por la mujer, dejando para el colectivo masculino la labor de su comercialización en todo el territorio marroquí.
La elaboración de los productos se lleva a cabo en tres etapas: preparación de la arcilla, la fabricación de los objetos y la construcción de hileras de estanterías donde se colocan para que sequen.
La alfarería tetuaní es uno de los espacios que favorecen una eficiente integración femenina en el mercado laboral.