Opinion

 

Este año, el Ramadán cae en el verano, y exactamente todo el mes de julio, por lo cual, seguramente que afectará al turismo en los países musulmanes, porque coincide con la temporada alta.

 

Es una situación problemática tanto para los turistas que quieren relajarse y hacer fiestas, como para la mayoría de los profesionales del sector de turismo que no pueden satisfacer la avalancha de turistas después del Ramadán, en agosto.

 

Uno de los problemas de los extranjeros es que la mayoría de los restaurantes y las tiendas están cerradas durante el día, y el alcohol está prohibido en los bares y discotecas.

 

Seguro que estas condiciones causan una disminución de las noches en Marruecos,  un problema que se añade a la demasiada demanda en el mes de agosto que los profesionales de turismo no siempre pueden satisfacerla.

 

Los turistas extranjeros prefieren no visitar el mundo árabe durante el Ramadán a causa de sus temores para adaptarse al nuevo modo de vida, ya que siempre se preguntan sobre los lugares que ofrecen comida durante el mes, el modo de vestir e incluso si se puede fumar en público, preguntas que se repitan con frecuencia. 

 

En cuanto a los musulmanes, durante el Ramadán, la mayoría no viaja y prefiere pasar el mes sagrado con la familia. Los marroquíes residentes en el extranjero (MRE) también vuelven a sus casas o a visitar a sus familiares, evitando hoteles. 

 

Los musulmanes como los extranjeros se inclinan a reservar hoteles después del Ramadán lo que lleva a una pérdida para el sector del turismo en general durante el mes sagrado.

 

El descenso en el número de turistas en julio, durante el Ramadán, se recupera en agosto. De hecho, los que no han ido de vacaciones en julio a menudo lo hacen en agosto. Esto crea un fuerte aumento de la demanda, y algunos profesionales del turismo no son capaces de satisfacer. Así, varios establecimientos turísticos cierran las reservas para este período antes de agosto. 

 

© Diario CALLE DE AGUA