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Religión

Ramadán desde el punto de vista de los no musulmanes

01/08/2014

 Texto :Najlaa Kounitrate/ Foto: Marina Santaella

 
Durante el mes del Ramadán, los musulmanes se abstienen de beber, comer y hacer relaciones sexuales desde el alba hasta el ocaso durante 29 o 30 días. 
 
En Marruecos, los residentes no musulmanes deben respetar los sentimientos de los musulmanes con abstenerse de comer, beber o fumar en los lugares públicos, en la calle o en el trabajo durante el mes sagrado, así, están obligados a cambiar sus hábitos diarios para adaptarse.   
 
Algunas personas lo viven por respeto, otros para evitar situaciones desagradables. Hay extranjeros que se unen a un iftar colectivo para acompañar a sus amigos marroquíes o disfrutar del ambiente familiar y la comida típica marroquí, como es el caso de la japonesa Reiko Nakamura que probó por primera vez la ruptura del ayuno cuando estaba invitada por sus amigos amantes del Manga, los miembros de la asociación tangerina ‘Dragón Tánger’. 
 
“Es la primera vez que vivo el Ramadán, me ha gustado mucho el ambiente, pero lamento no poder ayunar por problemas de salud” afirma Reiko.    
 
Algunas personas han hecho el Ramadán sin ninguna convicción religiosa, como es el caso de Luise, una estudiante alemana, “me parece muy bueno para el cuerpo y el espíritu, me siento bien después de un período de ayuno”. “Aunque no soy musulmana, estoy completamente de acuerdo con el ayuno” agrega una compatriota. 
 
Los extranjeros y los no musulmanes que viven en Marruecos están obligados a respetan la ley del país de acogida, su religión y su sociedad en sus tradiciones y creencias.
 
Según la presidenta de la asociación Tabadoul, la franco-italiana Silvia Coarelli, “el Ramadán en Marruecos y en Tánger especialmente pasa tranquilamente, pero se nota la escasez de eventos”.
Silvia tiene razón porque la mayoría de los musulmanes van a las mezquitas para rezar ‘Tarauih’ y después salen a la calle, las terrazas, pasean o realizan compran.  
 
“No es el primer Ramadán que vivo, ya he experimentado varias experiencias en Argelia y Túnez y al contrario que Tánger, por la noche hay muchos conciertos y encuentros... Pienso que Tánger debe moverse un poco” añade Silvia. 
 
Hablando de las experiencias, Eric Parfait, un inmigrante camerunés que vive en Marruecos desde más de seis meses, cuenta cómo pasó el mes sagrado en el reino magrebí, “el año pasado ayuné con los musulmanes de Camerón... Este año puesto que estoy en territorio musulmán respeto este periodo y sigo la corriente de vez en cuando porque sufro de una enfermedad".
 
En el mismo contexto, Marina Santaella, una becaria española que ha trabajado como voluntaria en una asociación tangerina, explica “durante el Ramadán tenía la sensación de que si comía, moralmente os hacía daño, y fue difícil encontrar establecimientos abiertos... Mi impresión desde el punto de vista de los jóvenes es que muchos lo hacen por tradición y por agradar a la familia ya que protestaban por la larga duración, me recuerda a la tradición de la Semana Santa en España, que muchos lo siguen por tradición y no por devoción”.
 
Este mes, es una ocasión para ejercer los talentos culinarios e inventar nuevos platos, asimismo, para deleitar la riqueza de la cocina marroquí. 
 
Para Roberto, jefe de estudios en el Instituto Cervantes de Tánger, “este es mi tercer año en la ciudad del Estrecho, y me gusta mucho la harira, mezclada con la Chebakia, los dátiles y los típicos dulces, son como los turrones de Navidad”. 
 
Por su parte, Silvia le encanta el ambiente del mes, “el Fotur marroquí está muy delicioso y riquísimo, hay muchas cosas extraordinarias. Aparte del ftur, me gustan las reuniones familiares y entre amigos”.
 
Durante este mes, no hay que olvidar la parte espiritual que ayuda a la gente a liberarse de la vida cotidiana corriente, y algunos aspiran a no trabajar a lo largo de este periodo para poder vivirlo plenamente. 
 
© Diario CALLE DE AGUA