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SOCIAL

Condena con vehemencia la violencia contra la mujer empleada en Tánger

27/11/2013


Najlaa Kounitrate - Tánger


El Instituto Nacional de la Acción Social de Tánger acogió el martes 26 de noviembre los actos del encuentro regional conmemorativo del Día Internacional contra la Violencia de Género, una actividad en la que participaron varias personalidades, activistas y asociaciones de lucha contra la violencia, que pretendía hacer un llamamiento a la sociedad para denunciar este tipo de actuaciones.

El acto arrancó con la intervención de la coordinadora regional de Entraide Nacional, Zineb Oulhajen, que condenó la violencia empleada contra la mujer, así como a las víctimas de esta lacra social.

“Un total de seis millones de mujeres entre 18 y 64 años sufrieron violencia entre junio 2009 y enero de 2010, entre ellas un 16% son empleadas, según el Alto Comisionado de Planificación” indicó Oulhajen (foto/primera a la izquierda).

Un 17 % de estas mujeres padecieron violencia física, entre ellas 32.000 fueron violadas mientras que 13 % de dichas mujeres sufrieron violencia psicológica.

Toda esta violencia se está teniendo lugar a pesar de que Marruecos ratificó muchos convenios internacionales en materia de derechos humanos que garantizan los derechos y el respeto de la mujer, y en particular la mujer empleada, así también la lucha contra la discriminación en el marco del estado de Derecho. 

“Lo único que pedimos es crear condiciones apropiadas para el trabajo y no dejar las disposiciones constitucionales tinta sobre papel” agregó la coordinadora.

Por su parte, el presidente de la Célula de Lucha contra la Violencia hacia las mujeres y niños en Tánger, Driss Rifai subrayó la mejora de la atención a las víctimas de la violencia laboral.

Como sociedad y como gobierno, advirtió, es preciso actuar para que las mujeres no se encuentren indefensas y se sientan inseguras en sus lugares de trabajo, acosadas o violentadas.

“La prevención, atención y sanción hacia la violencia requiere actuaciones reales, contundentes y eficaces” sostuvo Rifai durante  su intervención.

Según el delegado regional de Trabajo y Asuntos Sociales, Abdesselam El Amili, la empleada aguanta una violencia arbitraria, trabaja en condiciones muy duras, horarios inhumanos puesto que empieza a trabajar a partir de las cinco de la mañana, también el transporte no está asegurado por la fábrica donde trabaja, tampoco cobra por sus horas extras.

Hay que promover igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres y eliminar discriminaciones económicas (retributivas en el campo del mercado laboral) y sociales, intervino El Amili.

A veces, la empleada, por cuestiones de la violencia psicológica, está obligada a abandonar el puesto de trabajo o bien sigue en el trabajo en condiciones inhumanas y sin protección social, con horarios variables, jornadas laborales que pueden exceder…

A causa de su silencio, está expuesta a riesgos, accidentes laborales y enfermedades profesionales (trabaja muchas veces con productos tóxicos…), afirmó la representante de la Unión Marroquí de Trabajo, Amina Rouchati.

Encima de la violencia física, casi todas las empleadas sufrieron violencia psicológica y acoso sexual, pero el problema reside en que es difícil demostrarlo.

A parte de la violencia, la empleada vive una injusticia y desigualdad entre hombres y mujeres para poder tener acceso al ámbito de lo económico y social.

“La violencia contra la mujer es un problema que atañe a todos, y esa práctica no debe percibirse como una situación normal, y es imposible tolerar que la mujer sea víctima de violencia física, psicológica o sexual” precisó  la representante de la Asociación Karama para el Desarrollo de la Mujer, Meriem Ghrabi.

El acto finalizó con unos testimonios de mujeres empleadas que sufrieron violencia psicológica y acoso social porque son analfabetas y provenientes de familias muy pobres y no tienen otro recurso.

Entre las recomendaciones de esta jornada se puede citar la inadmisión de que las mujeres no denuncien por miedo a ser nuevamente ultrajadas, porque desconfían de quienes aplican la ley y de las instituciones o, peor aún, porque desconocen sus derechos;  la necesidad u obligación de afiliación en uno de los sindicatos nacionales, así como el UMT está negociado sobre la posibilidad de dar la oportunidad a la mujer en presidir algunos sindicatos para hacerse cargo de los archivos confidenciales de las mujeres. 





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