El Instituto Nacional de Acción Social (INAS) de Tánger ha acogido hoy la primera jornada de los cursos ‘Claves de intervención jurídica con menores migrantes’ e ‘Intervención psico-social con menores en situación de trata’ con la ponencia ‘Los retos para una protección efectiva de la infancia’ a cargo de la psiquiatra infantil y terapeuta familiar, Amina Bargach.
A esta primera jornada, común para los dos cursos, ha asistido también el jurista y profesor del INAS de Tánger, Hassan Benallal, que habló sobre la protección de la infancia en Marruecos.
Según la presidenta de Alkhaima, Maha Raissouni, el curso de ‘Intervención psico-social con menores en situación de trata’ es “el primero” que se hace sobre este asunto en Marruecos. “La intención es exponer casos de menores en conflicto con la ley y que terminan en centros de internamiento, muchos de los cuales sufren malos tratos psicológicos y físicos, tanto en España como en Marruecos”, aseguró hoy a Diario Calle de Agua en el transcurso de las jornadas, a las que asisten un total de 27 alumnos de los dos países.
Raissouni precisó que la intención del encuentro es “la formación de los actores sociales en la intervención psico-socio-educativa que trabajan en primera línea con menores en situación de vulnerabilidad o de exclusión social”. En cuanto a “la parte jurídica, -prosigue-, se tratarán asuntos que ya se han tratado en las asociaciones que participan y que proceden de Marruecos, España e Italia.
En su intervención, Benallal criticó la eficacia de las leyes marroquíes. “La actual Constitución, que data de 1996, quiere demostrar que Marruecos es un país democrático y moderno que cumple con sus compromisos internacionales, pero sí intentamos analizar algunos artículos, como el artículo 5, vemos que estipula que todos los marroquíes son iguales ante la ley y la Constitución garantiza también las libertades individuales en los artículos 8 y 9, pero sin embargo, en el artículo 19, dice que es el rey el que debe velar por el respeto de la Constitución”, añadió.
Además, “si comparamos la Constitución marroquí con otras constituciones europeas, como la francesa, la marroquí es inferior y menos precisa en cuanto a los derechos y libertades; no especifica las libertadas públicas y la francesa alude a la supremacía de los tratados internacionales en casos de conflicto entre leyes, cosa que no hace la marroquí, por lo que tan sólo quería enviar un mensaje al exterior para limpiar su imagen y no cumple los tratados internacionales de derechos humanos”, apostilló Benallal. “El Gobierno marroquí no se compromete a aplicar un sistema internacional de derechos del niño, a pesar de que la Constitución marroquí los asegura”.
“Por eso creo que la reforma de la Constitución marroquí es una petición de todo el pueblo marroquí para dar preferencia a los tratados internacionales”, agregó.
Hay muchos aspectos que afectan de manera especial a los menores. Uno de los más importantes es el Derecho a la Educación, tal y como recordó Benallal. “En Marruecos los niños recorren varios kilómetros para llegar a la escuela”, lo que calificó de “trabas a la escolarización”. El profesor y jurista aportó un dato demoledor en este sentido: “2,3 millones de niños de entre 8 y 16 años nunca ha accedido a la escuela”.
También aseguró que “la escuela marroquí no está preparada para que los niños discapacitados disfruten de ella y se debe a la no adecuación de los métodos de enseñanza a estos niños”, a pesar de que el país “ha ratificado el tratado en esta materia en 2008”.
Asimismo, Hassan Benallal recordó que el Código de la Familia “prohíbe que los niños trabajen a no ser que tengan autorización escrita del inspector de trabajo, pero esta autorización sólo tiene valor de consulta, por eso cada vez hay más niños trabajando en las fábricas textiles”.
Otro de los problemas que apuntó es que la Carta Magna de Marruecos “no define claramente qué o quién es niño”. En definitiva, aseguró que en “Marruecos tenemos que luchar para que haya un Código del Niño”, concluyó.
La mayoría de los niños delincuentes marroquíes provienen de familias pobres, desestructuradas y en paro, indicó, al tiempo que cuestionó que “se respeten los derechos de los niños por parte de la policía judicial marroquí”.
"Se trata de verlo con más empatía que rechazo"
A la jornada asistió también como invitado el coordinador local de Unicef en Tánger, Mohamed Serifi Villar, quien declaró a este periódico que el problema de los niños que emigran a España es "un fenómeno entre dos sociedades, dos culturas, dos países y dos entidades que son muy cercanas y muy diferentes, aunque -precisó- que todo esfuerzo que se haga por acercar gente, sensibilidades y culturas es un paso muy importante".
"Estamos tan cerca, pero a la vez tan lejos de crear un discurso común en una temática como es la de los niños inmigrantes...", manifestó.
En este sentido, señaló que este asunto "no es tan fácil". "No es tan sólo la aplicación del convenio internacional de la infancia, la ley orgánica española o leyes marroquíes de protección, que son casi inexistentes. Es más un fenómeno humano y se trata realmente de afinar posiciones y de verlo con más empatía que rechazo", puntualizó Serifi Villar, quien pasó 20 años de su vida en la cárcel al ser acusado de participar en el intento de golpe de Estado en 1972.