El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha llegado el jueves a Tánger, para una visita de trabajo a Marruecos y rubricar el acuerdo sobre el tren de alta velocidad. Este proyecto cuenta con un presupuesto de 20.900 millones de dirhams (1.900 millones de euros).
El proyecto dotará a Marruecos como primer país del mundo árabe y de África en contar con un tren de alta velocidad. Se construirá una nueva línea Tánger-Kenitra de 200 kilómetros, con una velocidad máxima de 350 kilómetros/hora. Está previsto para diciembre de 2015 y permitirá una importante reducción de tiempo (de Tánger-Rabat en 1 hora y 20 minutos frente a las 3 horas y 45 minutos actuales y de Tánger-Casablanca, en 2 horas y 10 minutos por las 4 horas y 45 minutos actuales).
Este proyecto supondrá un aumento del número de viajeros en una línea que ha crecido entre 2002 y 2009 más de un 70%. Se prevé pasar de los 2 millones de pasajeros anuales a los 8 millones con el nuevo TGV.
La financiación estará a cargo del estado marroquí en 414 millones de euros; el Fondo Hassan II para el desarrollo econñomico y social, 86 millones de euros; Francia, 920 millones de euros; el fondo saudí para el desarrollo, 144 millones de euros; el fondo kuwaití para el desarrollo, 100 millones de euros; el fondo de Abu Dabi para el desarrollo, 80 millones de euros y el fondo árabe para el desarrollo económico y social, 66 millones de euros.
El periódico marroquí L'Economiste afirma que los catorce trenes serán construidos principalmente en Francia, en los complejos de Alstom, para posteriormente ser enviados por partes (vagones y locomotoras) a los talleres del ONCF, donde se podrán a punto.
El tren de alta velocidad estará compuesto de estos 14 trenes dúplex (consistentes en dos locomotoras y ocho vagones), cada uno con una capacidad para 533 plazas, de las que 50 se reservarán para minusválidos.
Durante la ceremonia el ministro de Equipamiento y Transporte marroquí, Karim Guellab, subrayó que el proyecto es el primer paso de un plan que prevé la construcción de 1,500 kilómetros de nuevas líneas que cubrirán el eje 'Atlántico', Tánger-Casablanca-Marraquech-Agadir (norte-sur), y el 'Magrebí', Rabat-Fez-Uchda (oeste-este).
A su llegada al aeropuerto Ibn Batouta, el jefe de Estado francés fue recibido por el Rey Mohammed VI, quien estuvo acompañado por el príncipe Moulay Rachid.
Sarkozy fue saludado, particularmente, por el jefe de Gobierno, Abbas El Fassi; la consejera del Rey, Zoulikha Nasri; el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Taieb Fassi Fihri; el embajador de Marruecos en París, El Mostapha Sahel y el embajador de Francia en Rabat, Bruno Jubert.
El jefe de Estado francés fue saludado también por el cónsul general de Francia en Tánger; el general de cuerpo de ejército, Abdelaziz Bennani; el inspector general de las Fuerzas Armadas Reales, el comandante de la Zona Sur, el General de cuerpo de ejército, Hosni Benslimane, el comandante de la Gendarmería Real, el director general de la Seguridad Nacional, Charqi Draiss, y el wali de la región de Tánger-Tetuán, Mohamed Hassad.
Después de una pausa en el salón de honor del aeropuerto, el cortejo se dirigió hacia la estación ferroviaria de Tánger-ciudad donde se va a celebrar la ceremonia de lanzamiento de las obras de la línea de Tren de Alta Velocidad (TGV, en sus siglas en francés) que deberá unir la ciudad del estrecho con Casablanca. La firma del acuerdo entre la ONCF marroquí y la SNCF francesa se llevó a cabo por sus presidentes, Mohamed Rabi y Guillaume Pepy, respectivamente.
La delegación que acompaña al presidente francés está compuesta particularmente por el ministro encargado de Industria, Energía y Economía Digital, Eric Besson; el ministro encargado de Transportes, Thierry Mariani; el secretario de Estado encargado de Comercio Exterior, Pierre Lellouche y el embajador de Francia en Marruecos, Bruno Jubert.
También estuvieron presentes el consejero del jefe de Estado francés, Franck Louvrier; el consejero diplomático del presidente Sarkozy, Jean David Levitte; el jefe de gabinete de Sarkozy, Guillaume Lambert; el presidente y director general de la SNCF, Guillaume Pepy y el presidente del Consejo francés del culto musulmán, Mohammed Moussaoui.