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Indra pone en servicio dos nuevas estaciones de radar en Marruecos

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| 30/07/2012

Indra pone en servicio dos nuevas estaciones de radar en Marruecos

Indra ha puesto en servicio dos nuevas estaciones radar en Marruecos que mejorarán la vigilancia de dos áreas especialmente importantes para el tráfico aéreo del país, informó la compañía, que no precisó el importe del contrato.

En concreto, una de ellas se encuentra en la zona de Tánger y la otra en las inmediaciones del aeropuerto Internacional Mohammed V de Casablanca.

Cada una de las estaciones integra un radar primario y un radar secundario 'Modo S', el más avanzado para la identificación de aeronaves. La combinación de ambos permite detectar cualquier movimiento con la máxima precisión, incluso en las condiciones meteorológicas más adversas.

La estación de Tánger reforzará la vigilancia radar en el estrecho, un área de tránsito para las rutas que unen Europa y África y que registra un volumen de tráfico creciente. La segunda de ellas mejorará el servicio que se da a uno de los principales aeropuertos del país y facilitará que pueda seguir creciendo en los próximos años.

Estas mejoras se enmarcan dentro de la colaboración que Indra mantiene con la Office National Des Aéroports (ONDA) de Marruecos desde hace una década para modernizar de forma constante sus sistemas de gestión de tráfico aéreo.

En este sentido, la compañía presidida por Javier Monzón también ha entregado recientemente dos nuevos simuladores para reforzar la formación de los controladores aéreos. Estos sistemas pueden funcionar como un centro de control real en caso de contingencia.

Además, la tecnológica ha ampliado un tercer simulador que había implantado en 2002. El primero de estos simuladores se encuentra operativo en Agadir, y los otros dos en el Aeropuerto Mohammed V y en el Centro Nacional de Control de la Seguridad Aérea, ambos en Casablanca.

Indra mantiene una importante posición en la región del Magreb. Además de su presencia en Marruecos, donde cuenta con una sede en Rabat, trabaja en proyectos tecnológicos en países como Argelia, Libia o Túnez, en ámbitos que abarcan desde el tráfico marítimo, aéreo y ferroviario hasta la digitalización de las administraciones públicas o la mejora de la gestión energética.