Rabat acoge esta semana el primer Encuentro Internacional de Consejos, Instituciones y Cargos Electos de los Países de la Emigración, organizado con el patrocinio del Rey de Marruecos, Mohammed VI, por iniciativa del Consejo de la comunidad marroquí en el extranjero (CCME).
En el encuentro participan en este encuentro responsables de los consejos de la emigración y directores de las administraciones centrales de varios países de Europa, África, América y del mundo árabe.
La ceremonia de apertura de este encuentro internacional de dos días, ha estado marcada por un mensaje dirigido por el Rey Mohammed VI a los participantes, y cuya lectura ha sido dada por el Consejero del Soberano, Mohamed Moatassim.
La emigración "se ha convertido en un fenómeno mundial, multidimensional y pluridireccional, de acrecentada frecuencia", subrayó el Rey de Marruecos Mohammed VI en su mensaje a los participantes de este seminario.
El Rey resaltó la iniciativa del Consejo de la comunidad marroquí en el extranjero (CCME) de organizar este "primer e inédito encuentro" haciendo del mismo "una ocasión propicia para la reflexión colectiva y la prospección futura".
En esta misiva, que leyó el consejero del Rey, Mohamed Moatassim, en la apertura del encuentro, Mohamed VI indica que "los emigrantes se ven enfrentados a problemas muy similares, ya sea en lo que se refiere a las facilidades para su integración en los países de acogida, a la disposición de las condiciones de la vida digna, a la eficiente participación en el desarrollo y progreso de tales países; o bien, en lo referente a la consolidación de los lazos culturales y sociales y a la salvaguarda de la identidad de sus países de origen".
"Otro tanto se puede decir de los objetivos de alcanzar la armonía, el equilibrio y la complementariedad entre los diferentes afluentes de las diversas identidades de los emigrantes, cualquiera que fuera su origen y su lugar de instalación", agregó.
Por otro lado, el monarca precisa que el mundo está viviendo una verdadera "globalización" de la civilización, en la que todas las culturas humanas aportan su contribución y añade que, erigida sobre la dialéctica de la interacción y el enriquecimiento mutuo, esta globalización tiene vocación a servir el desarrollo de la humanidad y debería contribuir a la difusión de los valores del entendimiento, la paz, la tolerancia, la coexistencia y la solidaridad entre todos los componentes de las sociedades humanas.