Safia Abahaj
El primer informe anual que evalúa el estado del sistema financiero del país en el 2013 forma parte de un conjunto de medidas adoptadas por las autoridades de regulación financiera de Marruecos para promover la estabilidad financiera en el marco del acuerdo sobre el intercambio de información firmada a principios del 2014.
En 2013, el crédito bancario se desaceleró hasta el 3,9% lo que de acuerdo con el BAM, se traduce como una espera de comerciantes y una mayor sensibilidad de los bancos al riesgo de impagos. El nivel de deuda en 2013 se ha estabilizado en el 31% del PIB. No obstante, hay un alargamiento del plazo de vencimiento de los préstamos, así como los consumidores de bienes raíces. Las tendencias a largo plazo muestran un aumento de la deuda de los hogares y un aumento en la proporción de hogares endeudados a más del 40% de sus ingresos.
La situación en los mercados de capitales en 2013 marcó un nuevo descenso a causa de:
- La desaceleración del crecimiento de los sectores no agrícolas a nivel nacional
- La incertidumbre sobre el entorno económico internacional lo que supuso un comportamiento más cauteloso de los inversores.
De acuerdo con el BAM, el sistema bancario marroquí fue capaz de hacer frente al deterioro de la solvencia de los prestatarios y el aumento de la morosidad estableciendo disposiciones específicas que refuerzan sus propios fondos para hacer frente a la crisis económica.
En 2013, Marruecos ha adoptado el sistema de normas prudenciales de Basilea III y su aplicación fortaleció la capacidad de resistencia del sistema bancario.
La industria de seguros también se las arregló para salir de una inminente caída en la bolsa de Casablanca. Por último, el Fondo de pensiones de Marruecos requiere más modificaciones paramétricas establecidas por la Ley de Finanzas de 2014 para la financiación de su déficit deja de ser una fuente de riesgo a través del déficit de las reformas del Estado. Los principales riesgos a los que el sistema financiero marroquí se ha enfrentado en 2013 se refieren a los desequilibrios macroeconómicos y la incertidumbre sobre las perspectivas económicas. No obstante, las reformas estructurales más profundas son necesarias para reducir la vulnerabilidad del tejido productivo marroquí a los shocks externos.