Salma El Azrak
Varias son las trágicas historias de los inmigrantes subsaharianos que arriesgan su vida para sobrepasar los 14 kilómetros hacia el continente Europeo. Desde los retos que implica superar las vallas que limitan el acceso a las dos ciudades que separan áfrica de Europa, hasta las precarias condiciones que viven durante el infernal trayecto. Pero muy pocas han sido como la historia de la bebé subsahariana que en tierras europeas fue bautizada como simplemente como, Princesa.
Con tal solo diez meses y sola a bordo de una embarcación hinchable, denominada por muchos ‘barcas de juego’ está niña fue salvada por su propio destino. Sus padres, permanecieron en tierras africanas, mientras que inculcaron el deseo, la desesperación, el no querer volver a la pobreza en esta criatura de pocas meses de edad. Dejándola en la compañía de extraños subsaharianos que los unen los mismos objetivos que los de los padres de Pricnesa: Llegar a España.
Una vez rescatada la embarcación por el Salvamento Marítimo español en las aguas del Estrecho de Gibraltar, Princesa, con fiebre, y sueño, pasó al cuidado y el amparo de la Cruz Roja española, donde la niña fue arropada y atendida.
Tras su estancia en la Cruz Roja de Tarifa, Princesa fue adoptada temporalmente por una voluntaria sevillana, quedando a la espera a que sus padres - en Marruecos- la reclamen.