El público de Tánger y Asilah han tenido la oportunidad de disfrutar de una charla en torno la ‘Vida y obra de Carlos Edmundo de Ory’, uno de los autores vanguardistas más singulares y revolucionarios del panorama español.

 

El poeta, ensayista, epigramista y traductor gaditano falleció hace ya cuatro años en Francia, donde  vivía con su mujer, la pintora y actualmente presidenta de la Fundación De Ory, Laura Lacheroy,  . 

 

Acudieron a esta mesa redonda además de Lacheroy, tres patrones de la misma Fundación:  el periodista y poeta Jesús Fernández Palacios ; el poeta José Manuel García Gil y el  poeta y crítico Javier Vela (foto).

 

Durante su intervención, Lacheroy  reveló datos inéditos sobre su esposo, entre ellos su vínculo especial con Tánger y con Marruecos en General.

 

“Me emociono porque es la primera vez que hablo de Carlos en áfrica, sobre todo en una ciudad como Tánger que fascinaba a Carlos”, anota su esposa que convivió con Edmundo Ory más de 38 años.

 

“A Carlos le gustaba el ambiente de las calles de Marruecos así como la música árabe”, cuenta. “él (refiriéndose a Edmundo) llevaba viniendo  a Marruecos desde los años 50 y cuando lo conocí en los años 70, el primer viaje que hemos hecho juntos fue a Tánger”.

 

La esposa del escritor contó también que De Ory ha depositado, en 2010, en la Caja de las Letras del Cervantes de Madrid un legado personal, cuyo contenido será custodiado bajo llave hasta el año 2022.

 

Por su parte, Javier Vela, que se ha centrado en su ponencia sobre el  legado poético de Ory, asegurando la singularidad del poeta que procede de tres mundos: su sensibilidad parte del  barroco literario y del modernismo hispanoamericano, el simbolismo y el surrealismo francés y el romanticismo y el expresionismo alemán.

 

Velada afirmó que  “en ningún otro poeta español de la segunda mitad del siglo XX hallaremos una influencia conjunta del modernismo y el surrealismo literarios tan imbricada con la ambición lingüística barroca y el impulso romántico.

 

De Ory fue autor de una veintena de libros de poesía, entre los que figuran ‘Aerolitos’ (1962), ‘Los sonetos’ (1963), ‘Poesía 1945-1969’, ‘Técnica y llanto’ (1971), ‘Poesía abierta’ (1974), ‘Metanoia’ (1978), ‘La flauta prohibida’ (1979) y ‘Nuevos aerolitos’ (1994).

 

El hijo predilecto de Cádiz desde 2005, era también un gran cuentista, un género literal, que según el poeta José Manuel García Gil, fue en los años cincuenta el segundo plato para los españoles.

 

Carlos Edmundo de Ory es una maquina literaria destinada a rastrear la grave consecuencia de lo que hacemos o dejamos de hacer, de lo que hacen o nos dejan de hacer, apunta García Gil, explicando que escribir cuentos era un entrenamiento existencial, un ejercicio mental duro.

 

En el mismo sentido García confirma que el cuento de Ory estaba mantenido por dos fuerzas completarías: el humor, que le permite distanciarse de sí mismo y la ternura que provoca adhesión íntima, cercanía.

 

Sus relatos procedan de una mezcla extraña de rareza y normalidad a un tiempo, entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y las apariencias. Asimismo el propio de Ory reveló en su diario que “ las ideas de mis cuentos me aparecen  siempre de súbito sugiriendo del sueño de un solo golpe; me despiertan cuando duermo o en el mismo momento de despertar me sacuden con su impulso”.

La última ponencia impartida por el periodista y poeta Jesús Fernández Palacios, se ha enfocado sobre el diario de Ory editado entre 1944 y el año 2000. Tres volúmenes de 1.500 páginas que repasan 60 años de vida de un escritor integral, que ha practicado los distintos géneros literarios siempre con soberanía y originalidad.

 

Fernández, amigo de De Ory durante más de 30 años y quien se ocupó de la edición de su diario (2002), anotó que “en él he visto reflejada su vida, la vida de un hombre y un escritor. Aquí están su física y su metafísica. Una obra interesante a pesar de que en ciertos pasajes en sí puedan resultar prescindibles frente a otros la mayoría más indispensables y  juiciosos”.

 

En las ordenadas páginas de este diario están fechados los hechos más esenciales de un ser humano, añade su amigo afirmando que Ory “tuvo la voluntad y la tenacidad de contarlo todo desde que tenía uso de razón literaria”.

 

Al final de su intervención, Jesús Fernández Palacios presentó a los presentes el póstumo libro obra de De Ory ‘La memoria Amorosa’ editado en 2012 por la editorial ‘Colección Visor de Poesía, en donde el escritor, precisamente en la página 37, hace referencia a Tánger y sus calles.

 

Cabe señalar que la Fundación De Ory ha regalado al Instituto Cervantes de Tánger varios ejemplares de varios libros del escritor.