Safia Abahaj
La mediocridad en las series marroquíes se ha convertido en un hábito de la producción cada mes de Ramadán. Se aprecia que no existe un toque de creatividad en los medios de comunicación nacionales ya que los productos finales no ofrecen ni moralidad, ni originalidad, se caracterizan por ser producciones pobres, no a la altura de las aspiraciones y ambiciones del público marroquí.
Por ejemplo, la serie ‘Kenza f duar’ es uno de los ejemplos de una producción totalmente mediocre en todos los sentidos, en el cual se ridiculiza a la población rural con un humor algo amargo. Se muestra a la población rural como población ‘sucia, ignorante, retrasados’… mientras que a los habitantes llegados de las ciudades grandes los muestran como más ‘civilizados, elegantes y educados’.
Asimismo, esta serie no trata cuestiones ni problemas de los ciudadanos, ni de cerca ni de lejos, no obstante, se ejerce una especie de violencia simbólica y una provocación exagerada. ¿Es con estas producciones mediocres se presenta soluciones reales y radicales a los problemas económicos, sociales, culturales y educativos a la población marroquí? ¿Con este tipo de series se trata de encontrar respuestas a las preguntas de los problemas por los que atraviesa nuestro país, tales como el acoso sexual, el cual se ha convertido en un fenómeno en el seno de nuestra sociedad, del cual no se ha librado ni las chicas jóvenes ni las mayores, casadas o solteras e incluso las mujeres embarazadas?
¿Es con esta mediocridad como se mejorará las condiciones de vida de la población? ¿Es a través de este tipo de producciones como mejoraremos la situación económica de nuestro país empujándolo al desarrollo?
El problema planteado, es quién es el responsable de este nivel tan bajo en las producciones que han estado presentes durante décadas, hasta tal punto que el espectador marroquí, en muchos casos acaba acudiendo a canales de televisión extranjeras. ¿Hasta cuándo tendremos que aguantar este tipo de producciones que no apartan nada?
La reforma del sistema de los medios de comunicación, reside en la administración política para convertir los medios al servicio de los ciudadanos, así como el conocimiento de sus problemas y no dejar los medios en manos de personas poco profesionales.