Texto y foto: Mohammed Akhrif -Tetuán

El salón de actos del Instituto Cervantes de Tetuán acogió el miércoles 24 un encuentro con Juan Martínez Villacañas y Juan Pablo Martínez de la alfarería Tito de Úbeda (Jaén) y el director de la Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, Anas Sordo. 

Dicho encuentro se enmarca dentro del Programa de Creación Artística entre Andalucía y Marruecos con Objetivos Sociales (Creamos), promovido por la Fundación Tres Culturas de Sevilla.

Trayectoria profesional

En el año 1965, Juan Martínez Villacañas ‘Tito’ (segundo, derecha), que había nacido 25 años antes en el seno de una familia de larga tradición alfarera debía elegir entre abandonar el oficio que había aprendido y ejercido desde su niñez, o bien adaptar todo lo aprendido hasta entonces para conseguir que la nueva sociedad acepte y valore una producción alfarera que ha perdido la batalla funcional-aparentemente- frente a los nuevos materiales (duralex, plástico…) y avances tecnológicos (luz eléctrica, regadíos agrícolas, agua doméstica).

Afortunadamente, ‘Tito’, desoyendo los cantos de sirena que le empujaban a cambiar de oficio, decidió permanecer en su obrador, manteniendo y recuperando lo mejor de la rica tradición alfarera ibérica, incorporando técnicas y diseños propios u olvidados. De este esfuerzo ético y estético empiezan a nacer unas piezas preñadas de historia pero con una personalidad y acabado desconocidos en Úbeda desde el Renacimiento, al mismo tiempo que los andalusíes y árabes dejaron en todos los rincones de Andalucía.

El hijo de ‘Tito’, Juan Pablo Martínez Villacañas (primer, derecha) destacó que “la alfarería no se ha cambiado en los últimos quinientos o seiscientos años hasta mediados del siglo XX, y que ha sido una labor entre el modo de vida tradicional; agrícola, muy rural y la gran revolución industrial que conoció la España de los años sesenta, y como es, digamos que ha dirigido esta transformación de los modos de vida tradicional de alfarería de uso decorativo más contemporáneo”.

Después, Villacañas habló de las piezas que tienen “un gran raigambre árabe como indica su misma denominación, como por ejemplo la alcuza, la alcolla, el azumbre y el anafre que tienen una carga cultural y histórica arraigada”.

En cuanto a la artesanía o artes populares, proseguió Villacañas, “hay una gran ausencia de documentación, porque no ha sido un arte estudiado como las bellas artes como la pintura, escultura y arquitectura, y desde nuestro taller este tipo de carencia, mi padre lo que ha ido ganando en su vida de alfarero lo ha reinvertido en piezas antiguas de alfarería que es el único testimonio que tenemos de cómo se trabaja igual que las formas puras de las piezas, y bueno en este caso lo tenemos a partir de una gran interiorización del modelo original ya se puede jugar con ellos”.

“Sin embargo hay otra lucha como reivindicación que siempre lo mantenemos cuando hablábamos en público que consiste en la pobre importancia que se da a este tipo de patrimonio cultural”.

Cabe señalar que la Alfarería Tito obtuvo el Premio Nacional de Artesanía 2012, así como elaboró piezas artesanales para más de 14 producciones cinematográficas en los últimos cinco años, tanto nacionales como internacionales, como pueden ser ‘Alatriste’, ´Águila roja’, entre otras.

El director de la Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, Anas Sordo (izquierda), indicó que la “fundación de la Escuela de Artes y Oficios de Tetuán por el artista español Mariano Bertuchi en 1919 tenía como objetivo y sigue teniéndolo hoy en día salvaguardar, preservar y promocionar de los oficios patrimoniales de estilo marroquí, andalusí y islámico, que es el mismo objetivo del Programa de Creación Artística entre Andalucía y Marruecos con Objetivos Sociales (Creamos), desarrollado entre instituciones culturales de las dos orillas”.

Además, añadió Sordo “se imparte una formación en oficios y restauración de edificios históricos teórica y práctica en el marco de la Escuela-taller a favor setenta alumnos y alumnas que cuenta con el patrocinio de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) en colaboración con el Ministerio de Cultura y el Misterio de Empleo de Marruecos”.

De este modo, “la escuela consiguió recuperar su esplendor de la época de Bertuchi participando en ferias y encuentros culturales en muchas ciudades españolas como Granada, Córdoba, Málaga y Madrid, así como en países árabes como en el Encuentro de los Artes Islámicos en Kuwait, edición de 2011”, concluyó Sordo.